jueves, 7 de julio de 2011

Las apariencias engañan


Nada más leer el título pensaras: ¿Y quién no sabe eso? Vale, lo reconozco es algo que desde pequeñitos nos lo inculcan en casa, en el colegio, en la calle, incluso la vida misma nos lo va mostrando poco a poco… Pero yo hoy necesitaba escribir sobre esto. Aún no se si el verdadero motivo de ello es haceros reflexionar sobre el tema, o simplemente lo hago para reforzarme en mis palabras…Siempre se me dio muy bien decir las cosas de una manera sencilla y directa a las personas que creía que necesitaba un consejo ante una determinada situación, pero a la hora de aplicárselo a uno mismo, es cuando realmente se ve la dificultad del asunto que tienes que afrontar.

Todos ocultamos algo ¿Verdad?
Y si además contamos con una aliada, como nuestra querida amiga la apariencia, todo resulta mucho más fácil… ¿No crees?

En la mayoría de los casos, la apariencia funciona como un escudo protector que intenta impedir que cualquier amenaza atraviese dicho obstáculo, altere la tranquilidad de tu ser y descubra algo que mantenías oculto al resto de las personas…

Os advierto que pasaran muchas personas por vuestras vidas que serán capaces de derrumbar vuestros muros. Cuidado, una persona desarmada es demasiado frágil para enfrentarse al invasor.

Ahora os mostraré la otra cara de la moneda. La apariencia como arma…
Existe personas que solo la utilizan para conseguir lo que se proponen, da igual a quien aplasten por el camino, a ellos no les va a importar, no van a resultar heridos porque la fachada se puede volver a reconstruir sin ningún problema…

Los escudos se forman a partir de los golpes que te da la vida.
 Pero y las armas... ¿que produce que una persona cree un arma?
Sinceramente, no lo se...

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